martes, 29 de marzo de 2011

"Acá no hay víbora, no hay araña"

No sé si es una frase de viejo choto, pero se la robé a un vendedor del tren, que pasaba golpeando una cuchilla sobre el barral. Venancio o como se llame me asustó. No me hice pis, ni voy a dejar de viajar en el mismo horario de miércoles no. 
Me deslumbró descubrir que estos vendedores tienen dobles y por una falla en el sistema, cuando Venancio bajó, subió su otro yo. El doble de Venancio tuvo tanta suerte como para ganarse $10 de un viajante que le compró una cuchilla en Castelar. Doble de vendedor que Venancio pero no tan suelto de frases, no tan guapo como para tener un cruce con el gordo de los atlas Planeta.
El tren es un barrio. Un barrio con sus turnos para entrar y salir, comprar y vender: había una gorda con un culo enorme que se llevó a un vendedor de un vagón a otra parte, vaya a saber para qué... quizás ella también vendía algo. 
El producto bruto del tren es básicamente mi única razón para seguir mirando los apuntes del Seminario sobre Derechos Humanos.

3 comentarios:

  1. jajaja grosaaaaaaaa me encantó :)

    Abrazo grande a las apuradas

    ResponderEliminar
  2. Hoy estuviste meta planilla todo el día, no te dejaron ni espiar... terrible el jefe, le vamos a mandar a Venancio y al gordo de la editorial Planeta... que la paguen!

    ResponderEliminar

Vidrios rotos