domingo, 14 de septiembre de 2014

Inapetencia amorosa

El corazón es una víscera, comúnmente se la desecha, a menos que se trate de un corazón humano, que es objeto de deseo en las listas de espera de trasplantes.
A él le di mi corazón y cada brusca compresión de mis vasos sanguíneos. Me gusta esperarlo, sentir que mi corazón vuelve a mí, inclusive en momentos de lógica pura le dije que no puedo andar por ahí con el alma tan pesada, que eso me desborda de iniciativas. Así como a mí se me complica descansar con un órgano tan excitado y exigente, su conflicto es que quiero verlo (y no que no lo quiera ver más) y que además tenga la voluntad de hacerlo feliz todos los fines de semana, justo cuando dispongo del tiempo necesario.
Como decía, el corazón es una víscera pero al mío lo voy a tener que cuidar de la gente que dispone del mismo, lo colma y después lo abandona porque es fin de semana y nunca es suficiente un viernes con amigos si se puede tener sábado y domingo.