martes, 13 de agosto de 2013

La ñata contra el vidrio

Hoy abrí tres cajas de material didáctico enviadas por el Ministerio de Educación. Rompí las cajas con mi cuter, las desgarré con cuidado de no dañar el contenido. Encontré de todo, bastante surtido, títulos conocidos, interesantes compilados, libros de autor, gente por conocer, culturas para indagar. Voy a estar entretenida el jueves cuando vuelva a las escuela. Espero que no desaparezcan magicamente, dado que todavía no fueron indexados. Sólo sé que me hubiese quedado más tiempo del que me tenía que quedar, pero eran las 3 de la tarde y todavía no había almorzado. El frío me calaba los huesos. Trabajo sin descanso, hasta lo que sé me duele el alma cada vez que los chicos juegan a que les enseño algo, cada vez que me dicen que yo soy quien debe dar el ejemplo, cuando a penas puedo contar los billetes en mi haber y ellos asisten porque no les queda otra: es el plan o el plan.
Hoy el colectivo paró sobre la colectora, me tuvo esperando unos 15 minutos interminables. Mis últimas energías las consumieron los 20 minutos restantes del viaje en otro colectivo. Es llamativo como por un lado está la autopista despojada, llena de autos pero ajena a la vida. Son dos conurbanos: el de los que van rápido y el de los que no avanzan nunca, estancados en sus casillas de madera al costado de la ruta 5. Un caos de mugre, baches, maleza y perros con sarna me agobia tanto como la fluidez de la autopista del oeste.

domingo, 11 de agosto de 2013

¿Botás?

Mis votos vuelan al sur, con las demás partículas de tierra, hojas, bolsitas de plástico, mugre sin fin. Mis votos vuelan solos, saltan y dan vueltas en el aire. Nunca llegan alto. Que pena que mi voluntad no alcance más que la orilla del cordón, el charco de agua estancada no más