miércoles, 18 de diciembre de 2013

Monamís

Che ¿Qué me pasa? No entiendo que carajo me pasa. Soy invisible, por momentos, meses, años, décadas... Me mantuve en un baúl de los recuerdos para alguien, seguro. Me olvidó ahí adentro. Avísenle si lo encuentran, que se dejó una niña vieja, pero ¿en un baúl? ¿o un ataúd? ¿qué me pasa? Tengo que estar muerta, cada vez que pueden me traen flores. Se van, me las dejan y listo. Solita, sí, solita. Muñe, muñeca, re buena, re linda. No me entierren tanto. Velen y brinden por mí. Estoy viva y sola. En un ataúd, dado vuelta en el bajo mundo, nadando en el fango, a la vuelta del infierno, sin aire ni agua. Pero me dejan flores.

sábado, 9 de noviembre de 2013

El flaco

¿Qué se puede decir del flaco? Esa voz de boba que tiene, pobre. Encima no se saca la gorrita. Es terrible como me mira. Me trasmite sus ganas, no sé de qué. Me da curiosidad, primero y antes que nada ¿tendrá los abdominales marcados como una tableta de chocolate con leche? ¿tendrá vigor con todos esos huesos? Me parece un poco justo con él, digo, darle la oportunidad de conocerme, aunque sea superficialmente. Es muy alto, no puedo disimular cuando lo miro a la cara, buscando el espejo del cielo. Siempre buscando su atención. Lo veo un día con un cigarro en la oreja, otro con un cajón al hombro, lo encuentro trabajando solo o acompañado, fumando y hablando con los jefes. No me puede hacer nada que yo no quiera. Digo: levantarme hasta un metro ochenta del suelo y tirarme a la mierda por contarle mi historia de hoy.

El gordo

Es un abandonado el gordo, y no puede ser más pollerudo. Está todo el día encerrado en la cueva con mamá osa y papá oso. Cada vez que sale da la casualidad que me levanté. Encima se pone a lavar la ropa el pelotudo. Es horrible lo que veo, siento que me acecha, me espía. Un día de estos lo voy a pescar mirando para mi casa. No puede ser tan triste. Todo el día solo, ni un amigo, ni una mujer. Me da vergüenza ajena. Yo así no quiero seguir viviendo. No le dije nada a Sandra sobre esto. Pero me angustia y me pone nerviosa porque no entiendo qué carajo hacer con mi vida. A veces sería más que sencillo mandar a la mierda a la gente, y punto. Pero en este caso, al gordo no le puedo decir nada, porque me da miedo, me paraliza. Puede vengarse. Pero si no estuviese ahí al lado, lo mandaría a la mierda, por la mala onda. Esa gente no trasmite nada, ni siquiera curiosidad. Es evidente que no hace un carajo de su vida. Espero que eso no sea contagioso.

Sandra

Me guía y me desvela. No me deja dormir, me dijo varias cosas serias. Cosas como qué debería decir, hacer, escuchar y omitir en momentos de ansiedad, de premeditación adelantada y angustia oral.
Nunca hablamos de Cristina, Amado o Néstor. A veces hablamos de Nicolás, pero no vale la pena, tiene pareja, varias en realidad.
En por Sandra que empecé a salir de mi parálisis mental. No lo hice por mí, siento que no puedo defraudarla, porque tiene planes y tiene agenda.
Pero yo no. Yo pierdo mi tiempo y cada vez que puedo dejo escapar la oportunidad y si tengo ganas me meto en mi casa, me tiro en la cama y duermo sin que nadie me despierte. Aunque todavía me desvelan las mismas preguntas, obligaciones y metas.

lunes, 14 de octubre de 2013

Pseudociencia

Está de moda comprarse una máquina cortadora de césped y casarse de blanco con un vestido horrible todo bordado sobre polyester. Alguien dijo que la moda es lo inexorable pero a corto plazo.
Me gustaría que me inviten a una de esas bodas de plástico, criticar a la novia, su radiante atuendo, su calzado no reciclable.
No me molesta si pasa un flaco y me dice: "Doña, le corto el pasto", no me molestaría que se lo pague dios. Dios no ve a esas novias radiantes que subieron un álbum de fiesta de compromiso hace un año y medio. Ese mismo "dio" le da máquinas de cortar el césped al pueblo. A mí me sienta bien lo maquínico cuando viajo en nave al centro. Quiero que el dios de los pobres me traiga dos cosas antes de finalizar el año: un nuevo álbum de fotos y un pibe que me corte el pasto, me pode la ligustrina y no muera en el intento. Cuidado con la perra, aguanten las naves!

lunes, 23 de septiembre de 2013

Franca

Trabajo gritando
Cara de ano contranatura y rictus de perro pequinés. Vuelvo a la casa de mis viejos constantemente
a aliviar la angustia, francamente no, solo alivio el hambre.
No es lo mismo pagar por tu miseria que te la paguen. Ojalá pudiera evitar cometer suicidio... pero no, me parece que voy a morir tango.

martes, 13 de agosto de 2013

La ñata contra el vidrio

Hoy abrí tres cajas de material didáctico enviadas por el Ministerio de Educación. Rompí las cajas con mi cuter, las desgarré con cuidado de no dañar el contenido. Encontré de todo, bastante surtido, títulos conocidos, interesantes compilados, libros de autor, gente por conocer, culturas para indagar. Voy a estar entretenida el jueves cuando vuelva a las escuela. Espero que no desaparezcan magicamente, dado que todavía no fueron indexados. Sólo sé que me hubiese quedado más tiempo del que me tenía que quedar, pero eran las 3 de la tarde y todavía no había almorzado. El frío me calaba los huesos. Trabajo sin descanso, hasta lo que sé me duele el alma cada vez que los chicos juegan a que les enseño algo, cada vez que me dicen que yo soy quien debe dar el ejemplo, cuando a penas puedo contar los billetes en mi haber y ellos asisten porque no les queda otra: es el plan o el plan.
Hoy el colectivo paró sobre la colectora, me tuvo esperando unos 15 minutos interminables. Mis últimas energías las consumieron los 20 minutos restantes del viaje en otro colectivo. Es llamativo como por un lado está la autopista despojada, llena de autos pero ajena a la vida. Son dos conurbanos: el de los que van rápido y el de los que no avanzan nunca, estancados en sus casillas de madera al costado de la ruta 5. Un caos de mugre, baches, maleza y perros con sarna me agobia tanto como la fluidez de la autopista del oeste.

domingo, 11 de agosto de 2013

¿Botás?

Mis votos vuelan al sur, con las demás partículas de tierra, hojas, bolsitas de plástico, mugre sin fin. Mis votos vuelan solos, saltan y dan vueltas en el aire. Nunca llegan alto. Que pena que mi voluntad no alcance más que la orilla del cordón, el charco de agua estancada no más

martes, 7 de mayo de 2013

La primera clase de LITERATURA

Si sos profesor, preferentemente joven y notas que tus alumnos quieren desalentar tu trabajo, lo primero que harán es preguntarte: ¿Vos qué enseñas? A lo que contestás liviana: LITERATURA.
El problema es cuando te re-preguntan: ¿Y qué es la literatura?
Bueno, son las 7:50 de la mañana y no tenés ganas de pensarlo, entonces les contestás:
Saquen una hoja!!!
Pongan de título La literatura y el texto literario

Dicto, aclaro que repito una sola vez, no levanten la voz para que puedan copiar sus compañeros!

Dicto:

La literatura es un arte que plantea siempre un ideal de belleza, un ideal de lengua escrita, un autor del siglo, un autor nacional, un lector ideal, etc. El concepto no se puede definir de una vez y para siempre porque todo ideal es histórico y culturalmente divergente. Si bien no podemos acceder a una idea universal o atemporal, podemos acceder a la literaturidad o la cualidad literaria de un texto.
Un texto literario tiene 4 características:
- Ha perdido su practicidad o finalidad específica, por lo tanto no es ideal para comunicarnos o guiarnos. Por ejemplo, si leemos una carta cuyo fin es literario, esta no es enviada por correo por ninguna persona a nadie en particular.
-Recrea un mundo producto de la imaginación, es decir, una ficción o artificio. No se trata de una mentira y no busca engañarnos, sino que pretende que el lector se evada de la realidad.
-Posee una función poética o estética, ya que se vale de ciertos recursos expresivos para generar el oscurecimiento de la forma. A través de las metáforas, los enigmas, la ambigüedad, el eufemismo, la ironía o la imagen sensorial, el texto literario retrasa el conocimiento y provoca un gasto perceptivo que entrena a los lectores a realizar una lectura más o menos perspicaz.
-Plantea nuevos usos del lenguaje y por lo tanto nuevos significados. Genera entonces el extrañamiento del lector, que ya no podrá guiarse por el significado natural, automático o habitual de las formas.

Después toca el timbre y te tomás unos mates en sala de profesores, quien te dice que conocés al filósofo de tus sueños...
 

martes, 19 de febrero de 2013

Pantufla de mercanchifle

Hace días que vengo buscando calzado cómodo. No lo encuentro, no entiendo qué pasa con la industria. Tengo varias sandalias, ojotas, un par de Vans viejas rotas y las pantuflas del mercanchifle. Mi vida sin auto me lleva a buscar un par de zapas, pero no zapas de adolescente, ni zapas de lumpen; la industria local no entiende que todavía hay individuos individualistas, no tradicionales, contraculturales, antisociales, que evidentemente no intentan vestirse para congeniar con un grupete generacional, gente como uno que ni siquiera está de ánimo para identificarse con la propuesta de  lo popular masivo que emana de las grandes marcas. Ahora que escribo, calzo las pantuflas del mercanchifle, que más de una vez fueron elogiadas por mis visitas; no obstante, casi me mato dos veces, cuando estaba bajando por la trampa-caracol.
Aquellos que tengan auto están invitados a acompañarme en la búsqueda!!! Chíflenme =)

viernes, 25 de enero de 2013

La Dessolación


La dessolación es des-solarse, porque solarse está bien unos días, más de tres meses no. Entonces, comparto mi cama con un lector, sí, uno de ustedes, cualquiera.
Me despierto acá, me duermo y me descanso. También me agasajo con un paquete de galletitas. Nunca me faltan las maicenitas, el vaso de terma y mi ventilador turbo. Por eso, si quieren dessolarse, intentenló! Nunca es tarde para el putibloggering sentimental

martes, 22 de enero de 2013

Interrupción de la siesta

Uno de los perros de al lado impone terror. Siempre aúlla con la sirena de los bomberos; pero no ladra ante la aparición de niños perdidos, pibes con gomera, motochorros en fuga, etc. Su dueño nunca lo llama por su nombre, o el perro no tiene nombre. Chisté para callarlo, pero el animal todavía aúlla porque la sirena continúa. El sonido dispara su canción rastrera, sin otra causa que un mal presagio, el dolor en sus tímpanos o el instinto del lobo ancestral que perdió a la manada. Hay instintos durmiendo adentro del perro hasta que de pronto algo no muy lejos lo llama. Lo que pasa ya no le importa, pierde contacto con nuestra realidad doméstica y abandona su vida llana.

jueves, 10 de enero de 2013

¿Suspiro de monja o bola de fraile?

No me da bola
me da, me dio; me dará?
bola, boludo, bala

Pero no es gay
yo no, yo no
sí, es re
¿refleja mi ser?

Quiero estar
bien?
con él?
Quiero ser
flan?

Otra vez escondo
deseo
en mí
Mamushka
una mujer
esconde otra

jueves, 3 de enero de 2013

Con o sin

Las cosas se desprenden, se dividen, y el tacto es esa imagen sensorial con la que significamos nuestra capacidad de apego/desapego. Uno tiene tacto cuando sabe tratar al otro como lo merece. Y es por eso que nadie en su sano juicio tratará al paria con lástima. Al paria, ser insignificante, del que se puede pasar, como de un clochard, no se lo observa con detenimiento. No obstante, su imagen sobrevive e impregna la retina. No la podemos desechar porque consigo lleva la incoherencia de vivir a la intemperie; esto es haber perdido el hogar o el derecho a la familia. Carecer o prescindir de ella es un hecho social in crescendo.
El desapego del paria es intencional ya que elige lo que la mayoría evade: llámese soledad o angustia de no tener con quien contar. Si tratamos al paria con lástima, si derrochamos gotas de cariño sobre su rostro, palabras de elogio o compasión, estamos ofreciéndole un resto del que quiso huir.
Mucha gente sin tacto olvida que quienes viven la angustia y eligen la soledad no pueden fingir apego, porque un paria solo recibe lo que da o lo que es igual, indiferencia.