martes, 22 de enero de 2013

Interrupción de la siesta

Uno de los perros de al lado impone terror. Siempre aúlla con la sirena de los bomberos; pero no ladra ante la aparición de niños perdidos, pibes con gomera, motochorros en fuga, etc. Su dueño nunca lo llama por su nombre, o el perro no tiene nombre. Chisté para callarlo, pero el animal todavía aúlla porque la sirena continúa. El sonido dispara su canción rastrera, sin otra causa que un mal presagio, el dolor en sus tímpanos o el instinto del lobo ancestral que perdió a la manada. Hay instintos durmiendo adentro del perro hasta que de pronto algo no muy lejos lo llama. Lo que pasa ya no le importa, pierde contacto con nuestra realidad doméstica y abandona su vida llana.

2 comentarios:

  1. Susto. Me encantó, como siempre. La profundidad del hecho cotidiano abisma.

    Besos

    ResponderEliminar
  2. Dejá de afilarte los colmillos Arnedo.

    ResponderEliminar

Vidrios rotos