lunes, 17 de enero de 2011

Dos

Primero la chica camina acompañada de la mano de una mujer más joven y firme, camina con un paso triple, primero mueve el bastón, seguido mueve una pierna y tercero un sustituto, una pierna de plástico, un pie de maniquí feo. Van caminando con rumbo este, y unos segundos más tarde pasa un señor en bicicleta, va solo y con rumbo oeste, pedaleando con una sola pierna, porque la otra pierna está muerta y reposa sobre un caño, como un caño de escape pero esta vez como un caño de apoyo para la pierna muerta.

Mientras escapo del barroco, que hoy por hoy ofrece demasiada complejidad para los minimalistas austeros, una calle puede ser un signo. Una calle para sustituir las partes por las partes y aprender a jugar con el vacío o convivir con el vacío, más bien saber que es ineludible, como la sombra misma.

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Vidrios rotos