domingo, 29 de marzo de 2009

Licencia para cerrar

Los días se cierran a la noche, comúnmente... pero después de volver a casa aparece la necesidad imperiosa de cerrarlos con mis ojos, porque ni la noche, a la que últimamente le sobran estrellas, me ayuda a refugiarme en la modalidad semiótica... en su fase más onírica (y sí... es la Kristeva que hay en mí)
Al espíritu le duele la falta de iniciativa con que enfrenta estos días de BAFICI trunco y horarios académicos a estrenar, por eso es bastante factible que el dolor quiera salir por los ojos, lugar común si se quiere para la lagrimita y el nervio rojo que se ramifica por todo lo blanco, o lo turbio de la mirada.
La mejor salida está en lo soporífero, en la oruga gigante que fuma narguile, en el mate de fogón, en Sherezade y el pitufo dormilón, pero las formas de lo soporífero no son siempre placemteras, aveces se presentan en el tono de una licenciada, en el marco de un teórico, en un aula abarrotada o en un tren sin barrabravas...
Ya quisiera un simple yo, durmir cual chica Bond en Licencia para cerrar...

1 comentario:

  1. cerrar con los ojos el día
    ibuaspirina
    temblor que involucra las manos

    es normal que a veces
    los viejos estallen

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Vidrios rotos