domingo, 10 de junio de 2012

La pelicula de la muerta

Yo estoy muerta. Basta con hacer la prueba: hablo desde el más allá. Acá es una especie de más allá. Uds. tampoco están, digo, físicamente. Entonces estas son las palabras de una muerta. En realidad ni siquiera una viva, ni que hubiese vivido. No hace falta ser íntimo para cortar un vínculo que nunca tuvo nada de experiencia. La pérdida es una experiencia mortuoria. Soy una experta en velatorios sin pompa. Me desvanezco sola, sin que se percaten. Uds. no me van a ver, no van a tener más noticias, pero antes van a perder el interés por esas eventuales noticias. Todo se vuelve sutil, lo hice mil veces. Sé de ser así de liviana. Mi liviandad ante los hombres es clara: nunca pienso en qué está haciendo mi adonis en este preciso momento porque mi adonis es sólo eso. Ni siquiera me importa su panza, es sólo un ideal. Los ideales no caen en la rutina. Por eso no pienso en él, nunca. Es como una idea distante, a la que podría aspirar, pero en definitiva yo sé que es incognoscible. Además las ideas no tienen panza. El tema es que me pasa lo mismo con todos, con toooooodoooooos. Es como que sólo retengo los nombres y las acciones más importantes. Entonces la próxima vez que me vean, uds. van a ser otros, no por haber leído esto y haber descubierto mi verdad. Van a ser otros porque para mí nunca fueron posibles. Desde mi muerte, digo, desde mi imposibilidad de ser y llegar a estar ahí con uds, en donde están ahora.  
 

1 comentario:

  1. Los ideales no tiene panza y no caen en la rutina. Me voy a quedar pensando en eso.

    ResponderEliminar

Vidrios rotos