domingo, 26 de julio de 2009

Trabajo en negro

No hay mucha luz, el escritorio es mini, las cosas se caen y el piso está lleno de notas. Son las 9, entré hace media hora. No hay mucha gente en la redacción, todos deben estar con parte de enfermo. La noticia viene de agencia, viene en un paper, leí y traduje del inglés al castellano rioplatense en 30 minutos. En 30 más la posibilidad de reformularlo está fuera de mi alcance.
En el piso quedan las huellas del salón del aura, en tinta gel fluo, en un sandwich de post it rosas... me voy yendo...
La luz del baño se apagó de repente, justo cuando tenía mis manos en el rollo de papel higiénico... y la puerta se entorna, con mis pantalones en el piso y la vedetina flotando en el aire, yo soy raptada.
De allí en más no tengo memoria de haber sido tan frágil, creo que serví de pluma y dibuje en cursivas. No pude ver su rostro, pero la recompensa fue buena.
No necesité escaparme, porque aquello me abandonó en la puerta del baño de la redacción, del lado de afuera... súbitamente se despidió de mi, cuando sonó uno de los depósitos.

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Vidrios rotos